Hace 30 años, la industria porcina enfrentaba grandes retos; entre ellos se encontraba la alta mortalidad de lechones: alrededor del 20% de los lechones no lograban sobrevivir al momento del destete. Además, las cerdas no producían la cantidad de leche necesaria para garantizar un crecimiento y desarrollo óptimo de los lechones; esto se traducía en un desarrollo deficiente y mayor susceptibilidad a enfermedades. Los tamaños de las camadas eran significativamente más pequeños, con un promedio de alrededor de 10 lechones por parto.
En la actualidad, la tasa de mortalidad predestete se logra reducir hasta en un 10% en múltiples unidades porcinas. El significativo avance en la genética, nutrición y manejo porcino ha permitido obtener camadas cada vez más numerosas. A pesar de ser un indicador de alta productividad y rendimiento, el aumento significativo del tamaño de las camadas ha generado una serie de desafíos que afectan la supervivencia y el crecimiento de los lechones. Hoy en día se observan camadas de hasta 14 a 16 lechones en promedio.
Las cerdas poseen una gran capacidad para producir leche; por cada kilogramo de peso corporal, generan una mayor cantidad de leche en comparación con las vacas lecheras. Todo responde a una demanda de necesidades de las camadas, debido a su crecimiento acelerado y período corto de lactancia donde deben maximizar la producción para el óptimo desarrollo de los lechones. Si bien es cierto que las cerdas han experimentado una evolución genética que les permite producir mayores cantidades de leche, el aumento en el tamaño de las camadas ha generado un nuevo reto: la insuficiencia de leche para satisfacer las necesidades de toda la camada.
La primera barrera de defensa de los lechones es aportada por el calostro suministrado por la cerda, siendo el primer alimento que recibe el lechón y es esencial para su supervivencia y desarrollo saludable. La producción del mismo no es proporcional al número final de lechones nacidos vivos, lo que supone la siguiente incógnita:
¿La producción de calostro es suficiente para el tamaño de camadas actuales?

El proporcionar y garantizar la cantidad suficiente de calostro que cada lechón requiere hoy día supone un desafío de la producción porcina moderna. La capacidad de producción de calostro de una cerda tiene un límite, independientemente del tamaño de la camada. A medida que aumenta el número de lechones, la cantidad de calostro disponible disminuye.
Las posibles consecuencias de un consumo insuficiente de calostro se observan en:
- Predisposición a enfermedades y mayor tasa de mortalidad.
- Retraso en el crecimiento y un desarrollo inmunológico deficiente.
Una combinación de una óptima nutrición, adecuado manejo, buen estado sanitario y una selección genética puede mejorar significativamente la producción y calidad del calostro en cerdas lactantes. La nutrición de una cerda lactante es un aspecto fundamental y comienza mucho antes del parto, específicamente durante la última etapa de la gestación.
Se debe garantizar a las cerdas gestantes disponibilidad de nutrientes de alta calidad y libres de toxinas, para su absorción y aprovechamiento energético para el desarrollo de diferentes funciones biológicas. Un déficit nutricional en esta etapa puede comprometer la calidad y cantidad de la secreción del calostro y de leche. La nutrición de las cerdas durante la última etapa de la gestación debe centrarse en tres objetivos:
- Desarrollo mamario.
- Rendimiento durante el parto.
- Producción de calostro y leche de alta calidad nutricional.
- Inmunidad robusta.
Durante la última etapa de la gestación, las cerdas experimentan un aumento significativo en sus requerimientos nutricionales: macro y micronutrientes, vitaminas y minerales, aportando energía, proteína y fibra para cubrir tanto sus propias necesidades como las de los fetos en crecimiento. La incorporación de complejos enzimáticos en las dietas de cerdas gestantes y lactantes ha adquirido relevancia en la producción porcina. Estos complejos enzimáticos desempeñan un papel fundamental en la digestibilidad de los nutrientes, mejorando así el rendimiento productivo, la salud de las cerdas y sus camadas.
En búsqueda de maximizar la disponibilidad y aprovechamiento de los nutrientes esenciales, incorporamos en los planes de alimentación LIZOpro, un potente complejo enzimático que brinda protección frente a enfermedades; estimulando la inmunidad, asegura un desarrollo óptimo de los fetos y preparando a la cerda para un parto exitoso. Aumentando la disponibilidad de fósforo a través de la acción de la enzima lipasa, siendo utilizado como la principal fuente de energía de las células; si garantizamos energía, obtenemos adecuados desarrollos fetales, buen desarrollo de la glándula mamaria para una adecuada producción de leche y óptima acumulación de reservas energéticas que serán utilizadas en la etapa lactante.
A mayor disponibilidad de aminoácidos, mayor será la producción de leche.
¿Cómo garantizo una adecuada disponibilidad de aminoácidos?
Es importante incorporar en la alimentación tanto de la cerda gestante como de la lactante proteínas, pero estas moléculas requieren de una alta digestibilidad para ser aprovechadas correctamente. Es capaz de hidrolizar las proteínas, favoreciendo la utilización de las mismas. Los aminoácidos provenientes de la digestión de las proteínas favorecerán el crecimiento y desarrollo de los fetos, además de la producción y calidad de la leche y el calostro.

Las cerdas carecen naturalmente de las enzimas necesarias para descomponer completamente la fibra. Al agregar LIZOpro en la dieta, se aumenta la digestibilidad de las fibras por acción de la celulasa y la xilanasa; rompiendo estas moléculas complejas, permitiendo una mejor absorción de nutrientes como energía, aminoácidos y minerales. La fermentación de la fibra por las bacterias intestinales estimula el crecimiento de bacterias beneficiosas, mejorando así la salud intestinal de la cerda. Además, es un antimicrobiano a nivel digestivo, eliminando patógenos oportunistas y estimulando el crecimiento en densidad y longitud de las vellosidades intestinales, lo que se traduce en mejores tasas de absorción de nutrientes esenciales, que permite mantener una óptima respuesta inmunológica ante diferentes situaciones de estrés a los que se somete una cerda gestante y próxima al parto.
La alimentación de cerdas gestantes y lactantes suele incorporar una alta proporción de cereales como cebada, avena y centeno. Estos cereales son ricos en β-glucanos, unos polisacáridos que pueden formar una barrera viscosa en el intestino, dificultando la digestión de otros nutrientes y reduciendo el rendimiento productivo. LIZOpro hidroliza los enlaces β-glucanos, reduciendo su viscosidad en el intestino y facilitando la digestión de otros nutrientes como almidón y proteínas. La menor viscosidad intestinal reduce el riesgo de problemas digestivos como diarreas y estreñimiento, mejorando la digestibilidad e incrementando la absorción de nutrientes esenciales como aminoácidos y energía. El satisfacer la demanda nutricional y energética en cerdas lactantes desempeña un papel crucial en la prevención de la cetosis, una condición metabólica que afecta negativamente la producción lechera y la salud general del animal.
El suministro de nutrientes esenciales en cerdas gestantes y lactantes es fundamental, no solo para su salud, sino también para el bienestar y supervivencia de las camadas. Al mismo tiempo, mantener un sistema inmunológico fuerte con el fin de prevenir enfermedades. Una respuesta inmunológica adecuada en cerdas gestantes próximas al parto es fundamental para garantizar la salud tanto de la madre como de los lechones. La respuesta inmunológica juega un papel en la transferencia de inmunidad pasiva a los lechones a través del calostro, proporcionándoles una protección inicial contra enfermedades infecciosas.
La nutrición de las cerdas gestantes y lactantes es un pilar fundamental para garantizar la salud y el bienestar tanto de las madres como de sus lechones. Una dieta equilibrada y completa asegura una mayor producción de calostro y leche de alta calidad. Invertir en una nutrición óptima es sin duda una estrategia clave para mejorar la eficiencia productiva y el bienestar animal en las unidades de producción porcinas.

